Este fotógrafo surcoreano de 34 años ha estado documentado su relación con Eva (la muñeca), desde que llegó en una caja de FedEx a finales de 2014.
Lo hacen todo juntos. Duermen, se levantan, van de compras, comen, conducen y viajan, «como lo hacen las parejas de carne y hueso,» «Reímos y llorando, nos sentimos felices y solos.» explica.
June describe su relación como una eternidad artificial que ha construido como resultado de la soledad. Quería crear una identidad y tener un objeto íntimo parecido a los humanos que se quedara con él para siempre.
Él se describe como un introvertido: está con gente todo el tiempo pero siente un vacío rodeado por la multitud y en algunos momentos, le preocupa de que todo desaparezca.
«Creía en la eternidad cuando era niño. […] Tenía fe en que mi familia, amigos y su amor estarían para siempre conmigo, siempre y cuando me portara bien con ellos. Sin embargo, la gente, los momentos y los recuerdos que quería que duraran para siempre me han abandonado, murieron o desaparecieron, y sé que los que me quedan también lo harán«.
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June comenzó a fotografiar muñecas en 2001. Este proyecto se llama Still Lives: Eva – el nombre de la primera mujer en la religión. Con él, pretende ayudar a quienes tienen problemas emocionales a compartir sus historias.
Las fotografías no son provocadoras, sino más bien reflejan el drama doméstico de una relación actual.