Entre 1977 y 1983 agentes del gobierno norcoreano secuestraron a diversos ciudadanos japoneses. Aunque el Gobierno de Japón reconoce oficialmente a 17 víctimas (ocho hombres y nueve mujeres) se cree que puede haber hasta 70 u 80 japoneses secuestrados. La mayor parte de los desaparecidos tenían alrededor de 20 años de edad, excepto Megumi Yokota, quién tenia 13 años cuando desapareció en noviembre de 1977 en la ciudad japonesa de Niigata.

La teoría que se tiene es que secuestraron a las víctimas para enseñar la lengua y cultura japonesas en escuelas de espías norcoreanas. Aunque también se especula con la posibilidad de que secuestraran también a víctimas de mayor edad para suplantar sus identidades, aunque en ese caso se cree que estas personas más que secuestradas pudieron ser asesinadas inmediatamente. Sin embargo el caso de Megumi es especial ya que posiblemente fue secuestrada tras haber descubierto por casualidad a agentes norcoreanos en Japón.

Durante mucho tiempo, estos secuestros fueron negados por Corea del Norte, y a menudo eran considerados como una teoría conspirativa. Sin embargo en 2002 el primer ministro japonés Junichiro Koizumi visitó Corea del Norte para encontrarse con el líder norcoreano Kim Jong-il. Para intentar mejorar las relaciones con Japón, Kim Jong-il admitió que Corea del Norte había secuestrado a 13 ciudadanos japoneses y ofreció una disculpa verbal, aunque evito asumir la responsabilidad y atribuyo los secuestros a «alguna gente que quiso demostrar su heroísmo y temeridad«.
Corea del Norte afirmó que, de esos 13 ciudadanos, 8 ya habían muerto y proporcionó sus certificados de defunción. Fue el caso de Megumi, que según el gobierno norcoreano se había suicidado en marzo de 1994. Sin embargo en una conferencia en noviembre de 2004 admitiría que los certificados de defunción eran falsos.

Ese mismo año 2002 Corea del Norte permitió viajar a Japón a las cinco víctimas que había declarado como vivas, con la condición de que después regresaran a Corea del Norte. Los 5 ciudadanos volvieron a Japón el 15 de octubre de 2002, pero el Gobierno japonés, escuchando las súplicas de las familias de los secuestrados y la opinión publica de los japoneses, comunico al gobierno norcoreano que no iban a devolver a las victimas. Como era de esperar esto provoco el enfado de Corea del Norte, quién afirmó que ésta era una violación del acuerdo y que renunciaba a continuar más conversaciones.
Las cinco víctimas devueltas eran Yasushi Chimura, su esposa Fukie, Kaoru Hasuike, su esposa Yukiko y Hitomi Soga.

En 2004 se volvieron a entablar negociaciones entre Japón y Corea del Norte después de una segunda visita del primer ministro japonés, Koizumi. La familia Chimura y la familia Hasuike habían tenido tres y dos hijos respectivamente durante su periodo en Corea del Norte, y cuando volvieron a Japón los niños se habían quedado allí. Corea del Norte permitió que los padres se reunieran con sus hijos en Japón. Por su lado, Hitomi Soga se había casado con Charles Roberto Jenkins, un norte americano desertor del ejercito de los Estados Unidos que había huido a Corea del Norte, con el que había tenido hijos también. Jenkins tenia miedo de posibles represalias por su condición de desertor, así que en su caso Hitomi se reunió con su marido y las dos hijas de ambos en Yakarta, Indonesia. Más tarde los 4 se fueron a vivir a Japón.

Además de permitir el reencuentro de las familias, en noviembre de 2004 Corea del Norte devolvió dos restos humanos, indicando que eran de Megumi Yokota y Kaoru Matsuki. Sin embargo las pruebas de ADN realizadas en Japón dictaminaron que los restos no pertenecían a ninguno de los dos. Este tema ha creado cierta controversia, sobretodo cuando años después la revista científica independiente Nature publico un articulo muy critico con las pruebas de ADN que se realizaron en Japón. Dichas pruebas fueron realizadas por Tomio Yoshii, un profesor del departamento de medicina forense de la universidad Teikyo. Yoshii tenia relativamente poca experiencia en aquella época, y no hubo ningún catedrático con el en el momento de realizar las pruebas. El propio Yoshii reconoció posteriormente que carecía de experiencia previa en el análisis de muestras incineradas. Desgraciadamente, según el Ministerio de Asuntos Exteriores japonés, los restos no están disponibles para hacer más pruebas, por lo que ha día de hoy no se sabe con exactitud si los restos humanos eran o no de Megumi y Kaoru.

Sin embargo los padres de Megumi siguen convencidos de que su hija sigue viva, y que los restos que Corea del Norte entrego no eran los de ella, y han estado luchando incansablemente por volver a ver a su hija. Incluso recientemente, en noviembre del 2017, los padres de Megumi junto con otras víctimas se reunieron con el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quién instó a Corea del Norte que devolviera a los secuestrados japoneses.

Esta es una carta que Sakie Yokota, la madre de Megumi, escribió para ella, con la esperanza de que en algún momento la pudiera leer. La carta fue escrita el pasado 17 de septiembre y mostrada a los medios a principio de este mes.
Querida Megumi:
Japón fue golpeado con temperaturas récord este verano. Además del calor abrasador, varias regiones sufrieron grandes desastres, incluidos fuertes terremotos y fuertes lluvias. Muchas personas están luchando cada día para recuperarse.
Hoy, 17 de septiembre, se cumplen 16 años desde que Corea del Norte admitió los secuestros en la cumbre de 2002 entre Japón y Corea del Norte. También fue el día en que Corea del Norte afirmó falsamente que estabas muerta. La ardiente frustración y el dolor de no poder rescatarte se acumulan dentro de mí.
Este año, el calor ha sido muy duro para tu padre de 85 años y tu madre de 82 años. Sin embargo, estamos haciendo todo lo posible y nos negamos a darnos por vencidos porque debemos verte de nuevo.
Tu padre está trabajando duro para recuperarse y ser más fuerte y saludable cuando vuelvas a casa.
Decidimos que tu padre debería ser hospitalizado cuando su salud comenzó a empeorar a finales del año pasado, ya que cada vez era más incapaz de comer o beber. Es una parte inevitable del envejecimiento.
Sin embargo, gracias al apoyo de muchas personas, ahora está mejorando constantemente.
Tu padre recibió inicialmente un goteo, pero pronto se volvió insuficiente. Luego decidimos darle una gastronomía, que es un procedimiento que permite que la nutrición entre directamente en el estómago a través de un tubo. Dudé al principio porque no podía soportar la idea de que no pudiera comer ni beber por si mismo. Sin embargo, al final, decidimos como familia seguir adelante con eso.
Desde entonces, ha estado en rehabilitación con la ayuda del personal del hospital. Sus extremidades rígidas se han vuelto flexibles y ha recuperado la capacidad de estirarse. Antes, luchaba por hablar o incluso permanecer consciente. Recientemente, comenzó a formar palabras y sonríe con más frecuencia. Él ahora entiende completamente nuestras conversaciones.
Hay una foto tuya en la mesa frente a la cama del hospital de tu padre. En ella, sigues siendo una niña. Cuando Corea del Norte admitió haberte secuestrado en 2002, nos mostraron una foto tuya como adulta. Tu sonrisa es lo que nos anima a seguir adelante.
Siempre le digo a tu padre, «Megumi pronto regresará. Tienes que hacer lo mejor para que puedas volver a hablar con ella».
Entonces sus ojos se llenan de energía cuando responde: «Sí, haré lo mejor que pueda». Él me da tanto valor.
La hospitalización de tu padre se siente como un mensaje desde arriba, diciéndole que tome un merecido descanso. Después de todo, él ha estado haciendo campañas por tu rescate implacablemente durante tantos años.
Innumerables personas han alzado la voz por ti. Hitomi Soga, quien estuvo contigo en Corea del Norte, también ha apelado públicamente por tu rescate.
Hitomi todavía recuerda cómo miraste a la luna y murmuraste: «Quiero volver a casa». Ella continúa luchando junto a nosotros, creyendo que también volverá a ver a su madre, Miyoshi.