Cultura

Hikikomori: Cuando tu habitación es tu prisión

Hikikomori: Cuando tu habitación es tu prisión

Hikikomori (ひきこもり o 引き篭り) es el termino japonés para describir a los pacientes que padecen de este síndrome de reclutamiento voluntario. El termino Hikikomori fue acuñado por el especialista psiquiátrico Tamaki Saito en el año 2000 y significa literalmente «reclutamiento,aislamiento».

¿Qué es el síndrome Hikikomori?

Este síndrome se manifiesta en un parcial o total rechazo del paciente hacia la actividad social, dentro y fuera de su propia casa. Llegando al extremo de encerrarse durante meses, o años en el peor de los casos, en su propia habitación. El perfil típico de un Hikikomori es el de un hombre adolescente con problemas de integración social y sin actividades académicas o laborables en su día a día. Existen las mujeres Hikikomori, pero su número es tan reducido que resulta casi inexistente en las estadísticas sociales que estudian este fenómeno en Japón.

Para entender mejor la aparición de este síndrome moderno es necesario entender el entorno en el que fue creado.


Hikikomori: Cuando tu habitación es tu prisión

¿Qué fenómenos a causado esta enfermedad?

El primer Hikikomori documentado data de 1988 cuando aún se desconocía el termino actual. Una era muy cercana a la nuestra por lo que podemos considerar a este un síndrome relativamente nuevo.

La enfermedad se originó en Japón, una cultura que prioriza la necesidad conjunta anulando al individuo propio. Ya hemos hablado muchas veces de este tema, pero en cuanto a los Hikikomoris es indispensable entender este concepto. Una sociedad que utiliza una doble cara diaria y que anula el individuo, priorizando al grupo y que funciona como un gran engranaje social es el ambiente ideal para este tipo de enfermedades psicológicas individuales. Los hombres japoneses son sometidos a una gran presión social la cual comienza con sus propios padres. Y continua durante toda su vida en el ámbito laboral, social y conyugal.

Hikikomori

Pero no podemos decir que la cultura japonesa sea la causa directa de esta enfermedad, si bien se originó en el país nipón, las estadísticas nos muestran como otros países de todo el mundo  han sido víctimas también de este fenómeno. México, Argentina, Venezuela y Chile son claros ejemplos. Donde se calcula que hasta un 16% de la población adolescente ha padecido en mayor o menor grado de esta enfermedad. Como dato extra en España, solo en la región de Catalunya, se contabilizaron 164 casos nuevos el pasado 2016. Siendo el caso occidental de mayor alcance el de un paciente en reclusión por más de 30 años consecutivos.

En Japón ya consideran a este fenómeno social una epidemia de la era moderna.

Los expertos advierten sobre esta enfermedad, suponiendo la desinformación de los familiares el primer factor de riesgo.

En Japón la reacción de los familiares suele ser la de esperar. Si bien son conscientes de que el adolescente no pretende reincorporarse a la sociedad por si mismos, las familias suelen tener la idea de que esta enfermedad pertenece a una fase que el mismo paciente debe superar. A todo esto se le suma el hecho de que en una sociedad japonesa, tener un hijo Hkikomori supone una vergüenza para la familia. Esto se debe a la falsa idea popularizada de que los Hikikomoris padecen esta enfermedad a causa de una mala educación. Y no dan aviso ni buscan ayuda externa hasta pasados mínimo 3 años según la media. Por este, y muchos otros hechos, se considera la desinformación el mayor peligro contra esta enfermedad.


Hikikomori 60 años

En los países occidentales, sin embargo, la reacción natural de los padres o familiares del paciente suele ser la de intentar obligar al Hikikomori a reintegrarse en la sociedad. Agravando en la mayoría de los casos su fobia social y su necesidad de confinamiento.

También se tiene popularizada la idea de que esta enfermedad esta estrictamente relacionada con las nuevas tecnologías. Siendo en realidad, un medio que utilizan estas personas para mantenerse entretenidas durante su confinamiento. En el caso de que un Hikikomori no dispusiera de Internet, o videojuegos, siempre podría recurrir a las antiguas formas de entretenimiento. Como pueden ser las películas, series o lectura. Por lo tanto, no podemos decir que la tecnología sea la causa de esta enfermedad, más bien es un medio que hace más llevadera la situación del paciente.

Entrevista a un Hikikomori Hispano

Os dejamos con parte de una entrevista realizada por un periódico hispano a un paciente en vías de tratamiento.

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¿Cuándo empezó este comportamiento? ¿Qué razones encuentras para que se produjera?

No es algo que se haga voluntariamente. Un día me di cuenta de que no me apetecía salir, que me encontraba mejor en casa que en el instituto. Decía que estaba malo, deprimido, pero realmente lo que ocurría es que me sentía más seguro en casa. No sabía de qué tenía miedo, de la gente quizá. Mi psiquiatra me hizo entender que era una enfermedad y que estaba tirando mi vida por la ventana. Cuando vino a casa la primera vez llevaba mas de un año sin salir.

¿Cómo era un día habitual en aquel momento?

No salía de mi habitación mas que para ir al baño. Estaba todo el día conectado a Internet. Me acostaba a las 4 o las 5 de la mañana y me despertaba sobre la una. No tenía horario de comida. Me quedé sin amigos. Al principio querían quedar conmigo para salir, pero después de meses dejaron de llamarme.

¿Cómo tenías tu cuarto?

No demasiado desordenado, he visto documentales sobre mi enfermedad en Japón en los que todo estaba por medio en las habitaciones de los pacientes. Lo único es que casi no salía de ella. Pero mi madre la limpiaba, no estaba sucia. Yo no me oponía a que estuviese limpia, es sólo que no quería salir de allí.

¿Qué es lo que no te gustaba del mundo exterior?

No me fiaba de la gente. Pensaba que me rechazarían, que se reirían de mí, que me ridiculizarían. En casa me sentía a salvo.

¿Cómo valoras el tratamiento?

Me ayudó a salir de casa, a no refugiarme del mundo, a disfrutar con los demás. Me fueron cortando progresivamente Internet, me obligaban a estar en la calle un tiempo al día, cada vez más, a quedar con amigos. Todo ello mientras tomaba antidepresivos. Mi psiquiatra me vio una vez por semana durante varios meses.

¿Cómo te encuentras ahora?

Ahora estoy a gusto fuera. Antes me daba miedo estar en la calle o en el instituto. Sentía que no valía nada, que todos me rechazarían.

Aquí os dejamos un documental sobre el tema para más información, sin embargo este se realizó hace varios años por lo que la información puede estar algo atrasada:

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