En 2011 ocurrió uno de los accidentes nucleares más graves de la historia; ha sido el peor después de la tragedia de Chernobyl en Ucrania según la Escala Internacional de Accidentes Nucleares y en términos medioambientales, el resultado fue devastador. El desastre ocurrió en la Central nuclear Fukushima (Japón) después del terremoto y el tsunami del 11 de marzo de 2011. Después de las explosiones que albergaban reactores nucleares y la liberación de radiación al exterior, los residentes de la zona tuvieron que evacuar el lugar.
Después de 7 años, los efectos siguen siendo catastróficos.La zona de exclusión permanece cerrada y el fotógrafo de Malasia, Keow Wee Loong quiso registrar el lugar con su lente.
Para entrar en esa zona es necesario tener un permiso especial que tarda en expedirse de tres y cuatro semanas.
Sin embargo, él decidió ignorar la ley, se adentró en el bosque (donde no hay policías) y así llegó a las ciudades de Okuma, Fatuba y Namie, donde se alcanzan los niveles más elevados de radiactividad.
Con sólo una máscara, el fotógrafo no tuvo ningún problema con exponerse a la radiación y capturar el abandono de un lugar que no se ha visitado en años.
Su registro es la evidencia de un abandono que ignora lo material, la moda y el culto a la belleza.
A diferencia de Chernobyl, los lugares están abandonados, pero intactos. Nadie los ha saqueado aún.
Es como si el tiempo se hubiera detenido el día del terremoto.
Es como si la vida en aquellos rincones olvidados no hubiera querido seguir adelante después de la tragedia.
Las imágenes de este arriesgado fotógrafo evocan cierta nostalgia, cierto dolor que intriga.
Una gran cantidad de revistas pornográficas en la librería en la zona de exclusión de Fukushima, edición 2011.
Un abandono que sugiere que los espacios no importan cuando no hay vida en ellos.
Autos abandonados desde el 2011.
Parte de un edificio colapsada por el terremoto.
Una barricada en la ciudad de Okuma.
Un Family Mart abandonado.







