Cultura

La fascinante belleza de las Geishas retratada por el fotógrafo Paul Foster

Nos adentramos en el poco accesible y fascinante mundo de las geishas, las musas japonesas que tuvieron su época de esplendor en los siglos XVIII y XIX pero que,hoy en día aún existen, aunque su número ha disminuido. Son un símbolo más de la tradición nipona. El fotógrafo estadounidense John Paul Foster es el responsable de traernos estos bellos retratos de esta práctica milenaria.

Foster es reconocido internacionalmente por sus fotografías de geishas, comenzó a tomarlas en 2002, desde entonces las Geishas se volvieron objeto principal de su lente. Su exhaustivo quehacer fotográfico culminó en un libro: One Hundred Views of Maiko and Geiko.

Después de su exitoso libro, Foster siguió investigando el simbolismo de las geishas, su tradición y su día a día; así un segundo libro llegó, Geisha & Maiko of Kyoto: Beauty, Art, & Dance. Hoy día el fotógrafo se ha establecido en la ciudad de Kyoto, meca de la cultura tradicional nipona y cuna de la tradición hanamachi (distritos donde viven las geishas).

El autor de tan bellas fotografías relata que su primer encuentro con una geisha fue precisamente en esta ciudad, una noche vio pasar a una geiko –como se les nombra a las geishas en el dialecto del distrito– debajo de un poste de luz, entonces decidió fotografiarlas para capturar ese primer momento de epifanía.

Foster en un principio tuvo muchos problemas para fotografiar a las maiko (aprendices de geisha) y ni se diga de las geiko, incluso trato de ser miembro de una ochaya – casas de té, donde las geishas animan los banquetes y entretienen a lo invitados–para facilitarse buenas tomas, pero el mundo hanamachi es una sociedad muy cerrada y selecta. Los miembros de los ochaya generalmente son invitados por otro cliente o sus familias han formado parte de la clientela por generaciones, por no mencionar que son de estratos sociales altos.

Con el tiempo Paul Foster ha logrado acercarse a las geishas, y algunas maiko, le han permitido fotografiarlas. El resultado es único, cada fotografía de este artista es diferente, los colores de los kimonos y los fondos que utiliza realzan y le dan vida a las fotografías. La piel blanca y el maquillaje carmín inmediatamente desvía nuestra mirada hacia la cara de estas hermosas mujeres, ellas encierran cientos de años de tradición y misticismo.

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